El amor y otras emociones en los niños
Cuando nuestros hijos están en preescolar, comienzan a desarrollar el conocimiento de que sus mentes y sentimientos son diferentes a las de los demás, por ello es que es muy útil ayudarles a regular sus emociones, como el enfado, ya que comienzan a elaborar frases concretas como ‘estoy enojado’ o ‘me siento muy molesto’, ante situaciones variadas y complejas que les irritan. Pero enseñarles sobre los sentimientos, entre ellos el amor, también es muy útil. ¿Cuántas veces les hemos escuchado decir ‘me siento muy feliz’ o ‘estoy muy emocionado’?
Inicialmente podemos ayudarles en un juego con las expresiones faciales para que identifiquen si estamos ‘felices’, ‘enojados’ o ‘emocionados’ y que sean ellos quienes identifiquen cómo se sienten en ese momento.
Este conocimiento y regulación les dan la pauta para manejar mejor sus relaciones con otras personas y a saber cómo reaccionar ante un evento en particular, ya que es importante que comprendan que sentir ‘algo’ no es bueno, pero tampoco malo, simplemente es parte de la naturaleza humana.
Más que explicaciones claras, los pequeños necesitan certeza y ejemplos para favorecer el desarrollo mental y de su psique, y es entre los 5 y 6 años que se consolidan los valores, principios éticos y morales que les sustentarán durante el resto de su vida.
Pongamos un ejemplo. Nuestro hijo ha traspasado algunos límites que les hemos marcado claramente y consideramos que se merece un castigo por ello. En la mayoría de los casos, los niños de edades tempranas ignoran por qué han sido castigados, pero se someten, lo que genera una actitud basada en el miedo. Es trascendental que el niño entienda perfectamente qué hizo, podríamos, preguntarle si sabe porque ha sido reprendido, seguramente nos sorprenderían sus respuestas ante algo que nosotros consideramos obvio.
Para que sus emociones sean identificadas, es importante que ellos comprendan, que sean capaces de verse a sí mismos y a entenderse. Que conozcan qué les enfada, qué les emociona, que les gusta, que les impresiona, etc. Es con este autoconocimiento que desarrollan más la independencia y la autonomía, para ello requieren saber reconocer sus emociones y cómo manejarlas.
El amor, al ser un concepto abstracto puede ser ejemplificado con acciones físicas como besos o abrazos, acompañados de palabras, así la relación entre las palabras y los actos, le ayuda a construir su concepto. También es posible que lo interpreten dibujando, haciendo galletas, modelando con masa, etc. Las historias infantiles que tratan sobre el amor suelen ayudarles mucho a conocer este sentimiento, además de que fomenta la lectura, recuerden juntos como han pasado por situaciones similares a las de la historia.
Pero sobre todo, como siempre con nuestros hijos, es importante el ejemplo de un entorno amoroso: madre, padre, familia, maestra, escuela etc., donde se sienta seguro, protegido y estimulado en su capacidad de amar.
Reflexiones sobre el amor de niños de 4 años: