Inteligencia Musical, cómo desarrollarla
Desde el útero, cada persona se comporta de distinta forma. Hay los que se mueven felices cuando escuchan determinado tipo de música. Pero cuando nacen, desde los primeros momentos de la vida es posible constatar su inteligencia musical. Cuanto más en contacto con la música esté, adquirirá la habilidad de distinguir ritmos, sonidos y letras.
La inteligencia musical es una de las 8 inteligencias cuya existencia propuso Howard Gardner. En esta, los niños tienen la facultad de comunicarse mediante sonidos, para ello pueden valerse de la voz, instrumentos musicales, composición, etc. Así aprenden a apreciar la música, pero también son capaces de formarse una opinión propia.
Son niños muy sensibles y talentosos que piensan de acuerdo a patrones de sonidos o ritmo. Pueden improvisar canciones fácilmente, reconocer alguna melodía a partir de unas pocas notas, y a menudo destacan en áreas como las matemáticas, el arte o las letras.
Los pequeños con inteligencia musical desarrollada, son capaces de generar música si no tienen un emisor, pueden silbar, estructurar patrones con objetos, tarareando, con alguna parte de su cuerpo, etc.
Cómo desarrollarla
Escucha mucha música con tu hijo.
Si es muy bebé, cántale dulcemente. Si ya es más grande, quizá disfrute de cantos alegres y rítmicos a un volumen mayor.
Estimúlalo a que cante.
Escuchen música juntos y sigan el ritmo.
Cuando hables con tu hijo, dale una entonación distinta a las preguntas, las respuestas, etc.
Asocien sonidos con cosas.
Jueguen a imitar sonidos de animales (croac-rana, mú-vaca, kikiriki-gallo), voces, etc.
Hagan teatro con títeres y establezcan el tono de voz y el carácter de cada personaje.
Identifiquen juntos los sonidos del ambiente.
Juega a mostrarle diferentes instrumentos para encontrar el que más le guste.
Es muy importante que tenga el tiempo y el espacio para cantar, componer, tocar algún instrumento, es decir, que cuenten con momentos específicos para crear música, compartiendo la alegría de hacerlo con sus papás.
Pregúntale qué es lo que le gusta y cómo le gustaría que crearan juntos nuevas melodías.
Organiza alguna noche familiar de concierto, donde el pequeño pueda mostrar al resto de la familia el desarrollo de algún proyecto musical en el que haya estado trabajando.
Al mirar películas, platica con ellos cómo uno puede ponerse triste o contento mediante la música. Así aprenderá a conocer y expresar estados de ánimo de una manera distinta.
Llévalo a una escuela de música, donde las clases le ayuden a desarrollar su habilidad.
En nuestra escuela (constructivista, High Scope, Reggio Emilia), realizamos un proyecto al respecto: después de que los niños se familiarizaron con los instrumentos musicales, su sonido y forma de funcionar, invitamos a los papás al taller ‘Fabricación de instrumentos musicales con materiales reciclados’. Fue muy interesante ver cómo cada quien abordó el tema desde una perspectiva distinta, cómo conceptualizó el instrumento y cómo, finalmente, lo construyeron. Al final, improvisamos una melodía todos juntos, ¡Fue extraordinario!